Desde su lugar de fundación en la calle Hahnweg de Coburg, pasando por los primeros edificios de la calle Carl-Kaeser, hasta las ampliaciones actuales (no aparecen completas en la fotografía), Kaeser Kompressoren ha crecido muchísimo.
Kaeser celebra su centenario en 2019 con actividad en todo el mundo. Sus productos suelen pasar inadvertidos al ojo del observador: solo los compresores portátiles que se usan en las obras públicas pueden llamar su atención por su combinación de colores negro y amarillo y su atractivo diseño. Las demás estaciones de aire comprimido suelen encontrarse escondidas en el interior de edificios. Pero hay compresores Kaeser tanto en centrales eléctricas australianas como en minas de oro de Perú, y las usan técnicos de aeronáutica en EE.UU. del mismo modo que piscifactorías noruegas o fabricantes de automóviles alemanes; se encuentran en el acelerador de partículas CERN en Suiza, en pistas de esquí en Austria, en campos petrolíferos de Arabia y en los telares del continente asiático. El aire comprimido es igual de importante que la electricidad. Ninguna empresa que se dedique a la producción industrial puede funcionar sin aire comprimido, gracias a lo cual Kaeser está presente actualmente en todas partes. La paleta de clientes se extiende desde los talleres artesanos hasta la gran industria.
Todo empezó en un pequeño taller en la calle Hahnweg de Coburg. Allí siguen en pie los viejos edificios en los que, en junio de 1919, Carl Kaeser padre comenzó junto con ocho empleados y dos aprendices a fabricar repuestos y motores para automóviles y engranajes para equipos especiales de la industria del vidrio. El negocio les iba bien. En pocos años, la empresa llegó a tener 150 empleados, pero después de la Segunda Guerra Mundial, perdieron a casi toda su clientela, que se encontraba mayormente en las regiones de Turingia y Sajonia, separadas a partir de aquel momento de Baviera tras la frontera que partía Alemania en dos. Y como la empresa contaba con conocimientos de la industria automovilística, decidieron fabricar productos parecidos: compresores de pistón. Así fue como Kaeser descubrió el aire comprimido: en 1948, el primer compresor de pistón salía de la fábrica de Hahnweg y la empresa siguió creciendo.
A mediados de la década de los 60 llegaron nuevos desafíos. Mirando hacia atrás, puede describirse como el primer cambio tecnológico. Los compresores de tornillo salieron al mercado, y Kaeser volvía a estar en la cabeza del cambio gracias a una invención propia: había nacido el Perfil Sigma. Se trata de una unidad compresora de tornillo de creación propia, cuyos rotores presentan un perfil de bajo consumo que era totalmente nuevo en aquel momento. Desde entonces, el Perfil Sigma ha sido el componente central de todos los compresores de tornillo Kaeser y se sigue perfeccionando en cada serie. Los rotores de tornillo son engranajes de dentado en espiral.
Este gusto por la innovación no ha cesado hasta nuestros días: se han venido produciendo una detrás de otra, tanto en el campo del hardware como en el software y los servicios. Desde el secador refrigerativo a los controladores revolucionarios (Sigma Air Manager 4.0); desde los compresores portátiles para obras hasta modernos modelos de explotación que permiten al cliente comprar solo el aire comprimido; digitalización e Industrie 4.0: Kaeser es y sigue siendo pionera en su sector gracias a sus productos innovadores y de gran calidad, ideados para producir y utilizar el aire comprimido de manera eficiente y confiable. Los centros de producción de la empresa se encuentran principalmente en Alemania, mientras que las ventas y la asistencia técnica han llegado a todos los rincones del mundo.
La internacionalización temprana también ha tenido un peso decisivo en el crecimiento de la empresa. En1978 se inauguraba la primera filial en Suiza, y poco después, en Austria y Francia. Actualmente, Kaeser tiene más de 50 filiales y está representado en más de 100 países por medio de socios distribuidores exclusivos. Más de 6000 personas trabajan para Kaeser en el mundo entero, algunas de ellas desde hace varias décadas.
¿Cómo lo han conseguido? El gusto por la innovación, los sólidos conocimientos de ingeniería, un contacto estrecho con los clientes y saber cuáles son su necesidades, un alto estándar de calidad, una buena dosis de prudencia y, sobre todo, buenos equipos y la cohesión familiar han sido fundamentales. Y cuando hablamos de familia, no nos referimos solamente a la familia de los propietarios, que dirigen hoy la empresa en tercera generación en las personas de Thomas Kaeser y Tina-Maria Vlantoussi-Kaeser, y cuya cuarta generación, representada por su hijo Alexander Jan Kaeser, acaba de empezar a trabajar. Familia significa para Kaeser toda la empresa; y eso se ve tanto en la alta cuota de formación, superior a la media, como en la larga permanencia de los empleados, que suele superar los 30 años. También se evidencia en el desarrollo del negocio: a lo largo de estos 100 años, la empresa siempre ha cerrado los ejercicios en positivo, incluso en 2009, año de crisis a nivel mundial. Desde Anchorage hasta Auckland, desde Coburg hasta Kauai: Kaeser es una empresa familiar con profundas raíces alemanas, que se siente como en casa en todo el mundo y ofrece calidad “Fabricados en Alemania” en todos los sentidos. Y nuestra historia sigue, de la mano de la innovación.
10. 03 19 , Reproducción gratuita, preferible solicitud